Anastasio
era un granjero regordete con dos coloretes en los mofletes. Vivía en medio del
campo en una enorme y bonita granja. En ella había montones de animales a los
que Anastasio dedicaba todo su tiempo y su cariño.
Todas
las mañanas se levantaba muy temprano, se lavaba, y después de tomar un
suculento y nutritivo desayuno, comenzaba su jornada: Abría la puerta de su
casa y nada más poner el pie en la calle… ¡todas las vacas empezaban a mugir!
¡Ah,
se me había olvidado! Anastasio era ciego, por eso todos los animales le llamaban
para que pudiera encontrarlos: Primero las vacas (el profesor reproduce o
pregunta cómo mugen las vacas) y Anastasio se dirigía a la vaqueriza siguiendo
el mugido. Cuando llegaba todas callaban excepto una, claro, a la que ordeñaba
primero, y así iba una a una. Cuando terminaba todas le despedían contentas
agitando sus cencerros.
Nada
más salir de allí el gallo comenzaba su kikiriki (el profesor reproduce el
sonido del gallo) sabía que ahora era el turno del gallinero, ¡la recogida de
los huevos de las gallinas!, y hacia él se dirigía Anastasio siguiendo su
kikiriki. Al terminar, todas las gallinas le despedían cacareando animadamente.
Al
salir del gallinero Anastasio pasaba muy cerca del establo donde estaba el
burrito y éste, que le quería mucho, le saludaba moviendo sus orejas. ¡Pobre
burrito, nunca se acordaba de que Anastasio era ciego! Al ver que el granjero
pasaba de largo, rápidamente golpeaba con sus patas traseras en el suelo. Y
Anastasio retrocediendo sobres sus pasos le acariciaba el hocico.
El
resto del día Anastasio continuaba con las faenas de la granja siempre
guiándose por el sonido de los animales: cerdos, patos, ovejas, caballos.
Tras la narración,
interpretamos a cada uno de los animales y nos aprendemos una canción. Cada vez
que salga el nombre de uno de los animales, imitamos sin hacer el sonido a los
animales. Ponemos una canción y en las onomatopeyas utilizamos un instrumento.
Después de realizar estas
actividades, nos ponemos por parejas y el profesor enseña el “Baile del Burrito”.
Un componente de la pareja será la parte trasera del burro y otro la parte
delantera. Cada frase musical, tiene un movimiento diferente en cuanto al
cuerpo del burro. Siempre se irán alternando las parejas, de tal manera que no
siempre uno será la parte delantera y otro la parte trasera.
Se procederá de la siguiente manera:
Introducción: dos compases.
Saludo con inclinación del tronco hacia delante.
Parte A: compases del 1 al 4,
el burrito se pasea libremente por el espacio.
Parte B: compases del 5 al 8,
el burrito se queda quieto y el niño está delante y tiene las orejas (manos),
las mueve libremente.
Parte C: compases del 9 al 12,
el burrito sigue quiero y el niño que está detrás golpea con los pies (patitas)
en el suerlo siguiento el ritmo de la música.
Parte D: compases 13 y 14, el
burrito sigue quieto y el niño que está delante abre las piernas para que pase
el de detrás (el que hacía de cuerpo del burrito), de esta forma se
intercambian los papeles.
Con esta actividad aprendemos a distinguir las frases musicales de una canción siguiendo un ritmo. Aumenta la capacidad de concentración, ya que tienen que tienen que estar atentos para saber cuál es su frase musical y su interpretación.
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