viernes, 16 de mayo de 2014

LA GRANJA DE ANASTASIO

Anastasio era un granjero regordete con dos coloretes en los mofletes. Vivía en medio del campo en una enorme y bonita granja. En ella había montones de animales a los que Anastasio dedicaba todo su tiempo y su cariño.
Todas las mañanas se levantaba muy temprano, se lavaba, y después de tomar un suculento y nutritivo desayuno, comenzaba su jornada: Abría la puerta de su casa y nada más poner el pie en la calle… ¡todas las vacas empezaban a mugir!
¡Ah, se me había olvidado! Anastasio era ciego, por eso todos los animales le llamaban para que pudiera encontrarlos: Primero las vacas (el profesor reproduce o pregunta cómo mugen las vacas) y Anastasio se dirigía a la vaqueriza siguiendo el mugido. Cuando llegaba todas callaban excepto una, claro, a la que ordeñaba primero, y así iba una a una. Cuando terminaba todas le despedían contentas agitando sus cencerros.
Nada más salir de allí el gallo comenzaba su kikiriki (el profesor reproduce el sonido del gallo) sabía que ahora era el turno del gallinero, ¡la recogida de los huevos de las gallinas!, y hacia él se dirigía Anastasio siguiendo su kikiriki. Al terminar, todas las gallinas le despedían cacareando animadamente.
Al salir del gallinero Anastasio pasaba muy cerca del establo donde estaba el burrito y éste, que le quería mucho, le saludaba moviendo sus orejas. ¡Pobre burrito, nunca se acordaba de que Anastasio era ciego! Al ver que el granjero pasaba de largo, rápidamente golpeaba con sus patas traseras en el suelo. Y Anastasio retrocediendo sobres sus pasos le acariciaba el hocico.

El resto del día Anastasio continuaba con las faenas de la granja siempre guiándose por el sonido de los animales: cerdos, patos, ovejas, caballos.

Tras la narración, interpretamos a cada uno de los animales y nos aprendemos una canción. Cada vez que salga el nombre de uno de los animales, imitamos sin hacer el sonido a los animales. Ponemos una canción y en las onomatopeyas utilizamos un instrumento.

Después de realizar estas actividades, nos ponemos por parejas y el profesor enseña el “Baile del Burrito”. Un componente de la pareja será la parte trasera del burro y otro la parte delantera. Cada frase musical, tiene un movimiento diferente en cuanto al cuerpo del burro. Siempre se irán alternando las parejas, de tal manera que no siempre uno será la parte delantera y otro la parte trasera. 

Se procederá de la siguiente manera:

Introducción: dos compases. Saludo con inclinación del tronco hacia delante.
Parte A: compases del 1 al 4, el burrito se pasea libremente por el espacio.
Parte B: compases del 5 al 8, el burrito se queda quieto y el niño está delante y tiene las orejas (manos), las mueve libremente.
Parte C: compases del 9 al 12, el burrito sigue quiero y el niño que está detrás golpea con los pies (patitas) en el suerlo siguiento el ritmo de la música.
Parte D: compases 13 y 14, el burrito sigue quieto y el niño que está delante abre las piernas para que pase el de detrás (el que hacía de cuerpo del burrito), de esta forma se intercambian los papeles.



Con esta actividad aprendemos a distinguir las frases musicales de una canción siguiendo un ritmo. Aumenta la capacidad de concentración, ya que tienen que tienen que estar atentos para saber cuál es su frase musical y su interpretación.

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