Esta actividad consiste en la
representación de ritmos corporales. La clase se
divide en cuatro grupos, más o menos, cada uno de los cuales tiene un ritmo
diferente, que viene determinado en la partitura.
En la partitura, el grupo 1
realizará los sonidos con la boca, que es su papel principal; el grupo 2,
tocará los pitos; el grupo 2 hace ritmo con las palmas; y por último, el grupo
4 hace ritmo con las palmas en las piernas.
De esta forma, primero entra el
Grupo 4, dos compases después el Grupo 3, cuatro compases más tarde entra el
Grupo 2 y por último, seis compases más tarde entra el Grupo 1.
En la partitura, hay momentos
que todos los grupos representan sus sonidos a la vez, de dos en dos y solos.
Todos os grupos terminan de representar
la obra a la vez.
Lo que se pretende con esta actividad es que los niños aprendan a hacer música de una forma diferente a la que están acostumbrados, puesto que no se necesita un instrumento material, el cuerpo es el instrumento más valioso en este caso.
Así conseguimos que los niños
aumenten su capacidad rítmica, que memoricen los ritmos que tienen que
representar y aumenten la memorización y concentración, ya que
todos y cada uno de ellos entran en distinto orden en la representación.
Como punto positivo hay que destacar la motivación que está actividad provoca en los alumnos e incluso en nosotros mismos.
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